No sé por qué no me callo II

Sobre la conchudez

Hoy descubrí que lxs porterxs son unxs conchudxs, que les cabe ser conchudxs, que cuando eran chicxs y les preguntaban “¿qué querés ser cuando seas grande?”, ellxs contestaban “conchudx”.
Y debo ser bocado fácil para la conchudez, porque gozan en ningunearme, en burocratizar las puertas, en hacerse de llaves para nunca compartirlas, en detentar el poder que les da su omnipresencia y omnisapiencia, vedar los jardines, sellar las terrazas, apropiarse del sol.

A partir de esto, después de un letargo literario (que continuará, no me caben dudas), comencé un cuento onda 1984, donde el Big Brother es el portero y nos termina matando a todxs los inquilinxs. Cuento el final porque es obvio que nunca voy a terminar ese texto. Ojalá, pero no. Me conozco.

Enrique, el hombre rata, el hombre nomolestar, el hombre riegacemento, el hombre ineptitud, el hombre cerocortesía. Bailaré sobre tu tumba. Porque yo también soy una conchuda, vas a ver. 

Comentarios

  1. a la mierrrrrda

    mirá, por acá no hay porterx pero ya he visto vecinxs abriendo puertas que desconozco y armando vallas en un jardín al que sólo puedo observar desde mi balcón...

    te lo cuento solo para que no me mates en tu cuento jeje

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