me pidió un poco de amor

Me pidió un poco de amor. Un poco nomás, dijo, sin compromisos.
Le dije que estaba ocupada, que me retorcía, que necesitaba vino.
Me respondió que yo era una bofetada
y que masturbarse pensando en mí era cada vez menos divertido.
Le dije que con su psiquis yo no me metía y que no me metiera en ella.
Me contestó que ya era tarde.

Le pedí un rato en soledad. Un poco nomás, dije, sin fecha de caducidad pero sin letra chica.
Un poquito.

No me dijo nada.
Se tragó la lengua como un epiléptico.
Retomó la lectura del libro abierto sobre la mesa. Los brazos en paralelos sosteniendo la cabeza en medio.
Cebó un mate lavado.
Lo dejó en la esquina de la mesa.

Al día siguiente se había ido. Había empacado todo, me había dejado las llaves sobre la mesa, al lado del mate. Aunque se olvidó un poco de amor sobrevolando el rincón de las latas y las escobas.
Y yo no lo quería ahí deambulando, pero no me animo a abrir las ventanas, a ventilar la casa, a dejar de llorarla.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares